Todos nacemos con una medida de fe, es tan cierto como que todos nacemos con determinado número de glóbulos blancos y rojos, Dios los puso ahí, juntos --- A ver, voy a ponerte "x" glóbulos blancos, "x" rojos y ahí te va tu medida de fe --- Esto es lo que le da vida a nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) conforme crecemos, los glóbulos van aumentando, pero la fe va quedando igual (si no hay quien nos enseñe como ejercitarla) llega el conocimiento, lo que aprendemos en el mundo, en la escuela, en la tv, etc. Y la fe va quedando rezagada y encerrada atrás de un cristal que dice “ROMPASE EN CASO DE EMERGENCIA” y luego llega la emergencia y en lugar de romper el cristal corremos con los amigos, los doctores, la familia, el internet y hasta con brujos y adivinos.
Cuando decidimos romper el cristal, el 1er paso de fe (viendo en retrospectiva) el más fácil es, creer que Jesús es el Señor y que Dios le levantó de entre los muertos y confesarlo, para justicia y salvación, una vez que das este paso, esa confesión se “enraíza” en el corazón, lo crees porque lo crees y ya, ésta es la primera vez que conscientemente ponemos a trabajar la fe EN Dios, porque la fe inconsciente la usamos desde que soltamos el primer llanto y sabemos que mamá llegará al rescate. Una vez que dimos este paso de fe, comienza lo difícil. La fe EN Dios está débil, no la hemos ejercitado, duró mucho tiempo engarrotada atrás del cristal y ahora nos comenzamos a dar cuenta de que la fe EN Dios no es para emergencias solamente, es para vivirla día a día, minuto a minuto y comienzas a fortalecerla, leyendo, escuchando la palabra, usándola en cosas pequeñitas como un lugar para estacionarme, que no caiga la lluvia hasta que entre a mi casa, pliiiiis, etc. Y entonces comenzamos a creer realmente EN Dios, comprendemos el concepto de Todopoderoso, creador ……., creemos en que es amoroso, que se hizo hombre y murió y resucitó POR mi, que sin fe es imposible agradarle, que si el granito de mostaza, que si el monte se mueve, que si Moisés abrió el mar y que Abraham tuvo un hijo, que David venció a Goliat y que la mujer del flujo sanó, que Lázaro resucitó y que el paralítico volvió a caminar, que a Fulanito le quitó el cáncer y a Sutanito le dio un coche……….
Y YO????????? Yo he creído, orado, oído, alabado,
Adorado, sembrado, obedecido, etc.
Cuando llega ese verdadero caso de emergencia, es cuando corres en tu interior buscando cada cristal que guarde un cachito más de fe para emergencias y ya se acabaron los cristales y aun así no te ajusta la fe, te estiras para “robar” un poco de fe del vecino, del hermano, del pastor, escuchas todas las alabanzas que encuentras y atrapas cada prédica, y aun así el corazón sigue atribulado, el alma adolorida, pareciera que mientras más le pides a Dios, peor se ponen las cosas, todo el mundo te dice cuanto te ama Dios, lo poderoso que es, que confíes…… y te preguntas, ¿habré perdido mi fe?,¿a donde se fue todo lo que leí, lo que escuché?
Lo más importante cuando pasas tribulación no es cuanto duele, sino el decir, ok, me duele, y ahora que voy a hacer al respecto, el negar el dolor no ayuda, el hacer algo para contrarrestarlo, pronto lo quita.
1a Jn 5:14-15 Heb 4:15-16
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