17 de enero de 2013

El refrigerador





 El refrigerador de mi casa se abre y se cierra varias veces al día, algunas veces para sacar algo que necesitamos, otras veces algo que se nos antoja, otras solo para ver que hay, a final de cada mes se abre para recordar lo que hay dentro y hacer la lista de lo que falta.

Está a "merced" de cualquiera que vive en esta casa, nadie me pregunta que hay dentro, van e investigan por sí mismos, saben que yo fui al mandado, que pagué por lo que está ahí, se les instruyó respecto a lo que deben respetar porque es para un propósito específico, saben que hay cosas que pueden hacerles daño si no se lavan o cocinan adecuadamente, pero sobre todo saben, que pueden ir, abrir el refrigerador y sacar lo que necesitan o desean, sin necesidad de pagar por ello, pedirme una manzana cada que se les antoja, o rogarme hasta el llanto por una rebanada de jamón cuando tienen hambre, tampoco tienen que suplicarme de rodillas por un vaso de leche, o pedirme perdón cada que le dicen “feo” al hermano/a, para poder sacar algo, (tienen que pedirle perdón al hermano, pero no para ganar el derecho de comer) mis hijos se saben amos y señores del contenido del refrigerador, simplemente porque mamá lo compró para ellos, tienen la confianza de llegar cansados del colegio y correr al refrigerador por un vaso de agua fría, o, en las horas y circunstancias adecuadas, tomar una paleta hecha en casa.



 Claro que hay ciertas reglas, sin reglas sería un caos, todos necesitamos reglas para llevar una convivencia sana, pero el derecho de ser mis hijos no se los quita nadie, nadie puede venir y decirles que no tienen derecho a lo que sus padres les han dado, nadie puede decirles que no son dignos de hablar conmigo, mis hijos saben que si cometen un error en algo, lo mejor es venir y confesarlo porque yo los perdono, los oriento y les doy las indicaciones para no volver a cometer el mismo error, en algunas ocasiones tendré que reprenderlos, pero saben que primero que nada los amo y hagan lo que hagan yo los he perdonado antes de que lo hayan hecho.



Ahora bien, (mat 7:11) si yo hago esto por mis hijos, que no hará quien es el dueño de todo?, desgraciadamente muchos hijos, no se sienten dignos, otros tantos, no se sienten hijos, y cada que tienen hambre o sed, buscan al Padre a gritos y llanto por un vaso de leche fría, tenemos que saber quiénes somos en El, tenemos que creernos todo lo que implica ser SU hijo, oseaaa, tenemos derecho de ir al refrigerador y sacar lo que Papá tiene para nosotros, Él mandó a su hijo mayor al “mandado” y Jesús pagó por todo, por TODO lo que podemos necesitar o desear, a diferencia del refrigerador de mi casa, SU refri no se vacía, y su comida no engorda =), si bien sabemos que hay cosas que no podemos simplemente tomar y engullir, sino que debemos prepararlas antes, es decir, escudriñar el alimento para saber que puedo digerir en este momento y guardar el resto para cuando madure un poco más, TODO lo que es de Él nos pertenece. (2 p 1:3, col 3:24, 1 p 1.3-4, Ef 1:11, heb 9:15, etc)

Algunas veces mis hijos se pelean porque uno llega y “agandalla” el último yogurt y luego vienen conmigo y se quejan porque “mi hermano tomó el último que quedaba, y yo ya lo había visto desde ayer, ya había pensado en tomármelo”  a lo que muy pacientemente les contesto, y si ya lo habías visto, porque no lo tomaste o si no lo ibas a tomar en ese momento debiste decirle a tu hermana esto es mío, lo siento, si tu no tomas posesión de lo que quieres, alguien vendrá y lo tomará.  Te suena conocido??? 




Cuando apenas comenzaba a conocer de la palabra y no tenía madurez, recuerdo ver a mi rededor gente recibiendo promesas y milagros, gente prosperando y siendo bendecida, y yo le preguntaba a Dios, porque ellos reciben y yo no???  Yo te lo pedí antes que ……, yo quería eso que ……….. recibió, ahora he madurado, y gracias a Dios que puso unos padres espirituales que nos enseñan a crecer y entender el Reino, puedo darme cuenta que todo eso era mío, simplemente que yo no fui al refri a tomarlo, ellos sí. O cuando venía gente nueva y recibía un milagro o una promoción o algo que yo deseaba, no entendía, pero si vamos al ejemplo del hijo pródigo (Lc 15:11-32) la gente que llega, sobre todo en estos tiempos, llega con hambre, llegan con humildad y con deseos de servir, llegan con pasión y con denuedo, llegan sin temor de decir, Padre quiero estar en tu casa aunque sea como tu siervo, y el Padre obviamente les recuerda que son hijos y no siervos y les pone capa y anillo y les da el mejor becerro, porque ellos tienen:   

1.-  necesidad de sentir y saber que son amados y que son aceptados,
2.- deseos de servir y de conocer más al Padre
3.- humildad y temor de Dios
4.- hambre y pasión de conocer más y saber qué tiene Dios para ellos

En cambio quienes tenemos ya más tiempo, llegamos a un estado de comodidad, donde llego recibo lo que me dan, me voy y espero a la siguiente reunión a que vuelvan a darme algo de comer que me dure toda la semana, y nos quejamos porque al de al lado le tocó postre y al del otro lado le dieron doble porción.

Dios te dice hoy, HEY, Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Lc 15:31 párate y tómalas, te pertenecen, no te quejes de lo que le doy a tu hermano, mejor toma lo que te pertenece a ti.


Yo te digo, HEY levántate y ve al refrigerador, ya no ruegues por lo que es tuyo, toma la decisión de tomarlo, Jesús pagó el “mandado” Él ya fue al “super” y compró todo lo que necesitas, dile Papá voy a tomar el yogurt que me compraste, …….….. y lo voy a compartir con mi herman@