21 de marzo de 2014

LA MUÑECA

        Muchas veces en nuestra vida nos hemos topado con gente que conoció a Dios, o por lo menos de chiquitos alguien les habló de El, pero al pasar del tiempo se fue alejando y perdiendo la noción de quien es Dios. En mi caso lo perdí en más de una ocasión, mi relación con El era muy superficial y por supuesto que a mi conveniencia. 

     Hoy quiero compartirte una historia que Dios me fue narrando cuando le preguntaba, ¿porque hay gente que se aleja de ti Papá? ¿es acaso que no pueden entender Tu naturaleza de amor? Y entonces El me mostró que la mayoría de las veces es porque esperamos las cosas como nosotros creemos que serán mejor, que así lo queremos, en el tiempo y la forma que nosotros decimos, sin darnos cuenta que lo que El tiene es mucho, mucho mejor. 

      Y entonces, al no obtener las cosas bajo nuestras condiciones, preferimos creer que es un Dios malo y que no escucha, que no le interesamos o que somos poca cosa para El, cuando la verdad es que Dios siempre, siempre quiere todo lo mejor para nosotros. 

Santiago 1:17 (TLA)Hebreos 9:11a (TLA), Romanos 12:2 (TLA)




La niña veía con mucho deseo la muñeca que estaba en el aparador, era de porcelana, con un vestido de bordado español, pintada a mano, una verdadera belleza. Su valor era muy alto, no cualquiera podría comprarla, pero el papá de esa niña si, él no tenía problema con el costo, después de todo era el dueño de la tienda, y era un hombre con una riqueza inigualable; pero cada vez que la niña le pedía la muñeca, el hombre le decía con amorosa voz


-- esa muñeca no es para ti mi amor, no es adecuada para ti, viene en camino una muñeca mejor que te hará feliz--


Al día siguiente la niña volvía al aparador y clamaba a papá -- dame esa muñeca papá, te prometo que seré cuidadosa --  
Pero una vez más el papá le respondía con paciencia --Esa muñeca, no es la que te va a hacer feliz, no está en condiciones para que puedas jugar con ella, tengo una mejor para ti--


Día tras día la niña pedía, rogaba, clamaba, lloraba e incluso gritaba y hacía berrinche por esa muñeca. Cuando sus amigos la visitaban, ella siempre les decía, miren la muñeca que me compró mi papá, es mía, él pagó todo ese dinero por ella, para que me pertenezca. Los niños la miraban con incredulidad, pero la veían tan convencida que acababan por creerle.


Un buen día, la niña notó una caja al lado del aparador, tenía justo el tamaño de la muñeca, y vio a su padre hablando con una mujer que sonreía, cuando la empleada comenzó a desmontar el aparador, supo que papá había entregado SU muñeca a alguien más, llorando le gritó a su padre, mientras corría a su cuarto, cuánto lo odiaba por no haberle concedido eso que ella deseaba de corazón, después de todo, no le costaba nada, era el dueño de la tienda, él podía habérsela dado sin problemas.


Pasaron los días y cada vez que papá trataba de hablar con ella, la niña lanzaba una mirada de desprecio y se iba. Durante ese tiempo dejó de invitar a sus amigos a casa, cuando le preguntaban por qué ya no podían ir, les decía que su papá era malo, que la castigaba por todo, que no la amaba, algunas veces incluso, llegó a decir que ni siquiera era su padre. Y así pasaron meses.


Papá todos los días le preparaba el desayuno y le dejaba una carta que firmaba siempre con un “te ama, papá”, pero ella siempre las hacía a un lado. Siguió pasando el tiempo, la niña creció, se fue de casa, tomó algunas malas decisiones, y trataba de llenar ese vacío en ella con cualquier cosa o persona que se topara, pero al final, eso se terminaba y ella seguía con un vacío en su alma. Cada que veía una carta de papá en el buzón, su corazón daba un pequeño salto, pero ella lo apagaba inmediatamente y dejaba de lado la carta recibida.



En alguna ocasión se encontró a una antigua vecina que le dijo, sabes? tu padre te ama, siempre nos dice que todo lo que él tiene es para ti, que todo lo que tu pidas, que no dañe tu seguridad y tu integridad, te será dado; pero ella no quería escuchar, leer o saber nada de su padre.


En la cafetería donde trabajaba tenía una cliente que iba muy a menudo, había algo en el rostro de esa mujer que le resultaba familiar y le producía un sentimiento encontrado, por un lado le daba mucha paz y por otro le producía un sentimiento de envidia, pero poco a poco, mientras la atendía, fueron entablando una amistad, la señora le decía que le recordaba a su hija que era cuadrapléjica desde muy chica, seguramente sería tan activa y vivaz como ella de no haber caído de un árbol muy grande en el que estaba jugando.


Con el tiempo la mujer la invitó a conocer a su hija, casi no salía de su recámara, por lo que la llevó a su casa y cuando entró al cuarto, sus ojos se dirigieron inmediatamente a la cómoda enfrente de la cama de la chica, no podía creer lo que veía, su mente voló a aquel día en la tienda cuando su papá le quitó SU muñeca para entregarla a esa señora, que ahora recordaba perfectamente, sus ojos se llenaron de lágrimas que trató de ocultar, pero la chica se dio cuenta, e interpretó que ella había sentido algo de lástima por su situación.


Una vez que pudo recobrar el habla, le preguntó a la chica, tratando de sonar lo más indiferente posible, donde había conseguido esa muñeca tan hermosa a lo que respondió contándole con una sonrisa sincera:


-- Unos meses después de mi accidente, cuando mamá me llevaba en la silla de ruedas a dar una vuelta, pasamos por una tienda hermosa, donde esa muñeca estaba en el aparador y me enamoré de ella, cuando vimos el precio, sabía que no había forma de que mamá pudiera pagarla, pero aún así mamá decidió entrar a la tienda y preguntar cómo podría adquirirla para mi. En cuanto entramos a la tienda el dueño me vio con unos ojos de amor que yo no había visto antes, entonces mamá preguntó que cómo podría pagar ella por esa muñeca, que estaba dispuesta a trabajar para él, a limpiar ir a los mandados etc. el señor sin decir nada envió a su empleada a recogerla y me dijo--  
--Esta muñeca es sumamente frágil, cuando llegó aquí se le cayó a un empleado y se rompió, así que está unida sólo con pegamento y no sirve para jugar, pero sé que te hará feliz poder verla todos los días en tu recámara--
--mamá y yo nunca hubiésemos podido pagar ni siquiera por el vestido, pero ese hombre dijo que ya estaba pagada y que precisamente en ese momento había recibido una muñeca muy parecida para su hija, con la que podría jugar con sus amigas y si mi mamá estaba de acuerdo, me podía llevar para estar con ellas, podría dejar la muñeca rota en mi regazo y jugar sin que corriera peligro de romperse, luego algo pasó con su hija, nunca nos llamó para ir a jugar y después mamá y yo tuvimos que mudarnos, así que no se qué habrá pasado con ellos, pero aún doy gracias todos los días porque cada vez que veo a “Misericordia” (así le llamaba a la muñeca) recuerdo que alguien pagó por ella para que yo pudiera tenerla--
Ella no podía contener las lágrimas, le dio un beso a su nueva amiga y le dijo que tenía que ir a hacer algo muy importante, pero que volvería pronto. 

Corrió al cuartito que rentaba, con muchas dificultades, sacó una caja y dándole vuelta sobre la cama, cayeron cientos de sobres viejos y no tan viejos. A pesar de no haber leído ninguna carta, algo en ella le había hecho guardarlas todas, cada una firmada con un “te ama: Papá”



En ellas su padre le explicaba cómo en un principio el estaba sólo, por lo que decidió poner la tienda con todo lo que un padre quisiera para sus hijos, cuando terminó de formarla, ella llegó a su vida y el propósito de él era que nunca nada le faltara, todo era de ella, y ella podía tomar lo que quisiera, excepto la muñeca que le había dicho que no era buena para ella. Le platicaba también, como había ayudado a muchos, pero había tenido que ser duro con otros, cómo la había protegido de aquellos que querían lastimarla y cómo aquel empleado que tanto amaba lo había traicionado y había preferido poner una tienda muy parecida pero llena de baratijas e imitaciones baratas de lo que él vendía. Le contaba cómo él mismo había tenido que donar su propia sangre para que ella sanara cuando cayó enferma de muerte y cómo había tenido que sacrificar durante un tiempo todo lo que era y tenía, para que ella pudiera gozar y aprender lo que quería enseñarle. Le decía cómo le dolía verla sufrir escasez, dolor y enfermedad, sabiendo que tenía un padre y que a su lado nada le faltaría. Le daba consejos sobre cómo hacer para tener una mejor vida, cómo tratar a otros, cómo llevar sus finanzas, su familia que algún día tendría, cómo ser una buena esposa, cómo ser sabia, etc. Y en cada carta, antes de la firma, le decía --mi hija amada, tu regalo sigue aquí, esperando que quieras abrirlo, y seguirá aquí todos los días de tu vida, pues lo compré para ti, tu decides cuando lo tomas--”Te ama: Papá”


Salió corriendo, dando tropezones con todo lo que se encontraba, llorando, ahora no sabía si de gozo, de amor o de pena por haber perdido tantas cosas que su padre tenía para ella y cuando llegó a la tienda de su padre, éste la recibió con un abrazo lleno de amor, de perdón sin reproches, la pasó y la sentó en su mesa que estaba, como siempre, servida para dos y hablaron por horas, entonces papá sacó aquella caja blanca que ella recordaba muy bien, y se la entregó con los ojos llenos de ilusión y triunfo. Mientras la abría recordaba cómo había decidido ignorar esa caja cada vez que la veía a un lado de las cartas de su padre, si tan solo hubiera prestado oído a lo que papá le decía cada mañana. Ahora eso había quedado atrás.


Cuando sacó la muñeca, era por mucho, más hermosa que la del aparador, ésta muñeca se llamaba “Gracia”, su vestido blanco tenía bordados en oro y plata y su rostro resplandecía con una sonrisa indescriptible.


A partir de ese día niña, que ahora era una mujer, no volvió a separarse de su padre, hablaban largo tiempo cada que se sentaban a la mesa, siempre había algo nuevo que aprender, compartió con él la ayuda que daba a otros, y se dedicó a reconciliar a otros hijos que se habían separado del padre que los amaba. Era como si el tiempo no hubiese pasado.




Y la amistad entre “Gracia” y “Misericordia” permaneció para siempre y la llenó de gozo.







¿Últimamente has leído las cartas que te ha dejado Papá, cada día?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

deja tu opinión =) o comparte algo con nosotros